sábado, 5 de marzo de 2011

Y nuestro sueño se cumplió...



Bueno, bueno, bueno... supongo que os preguntaréis que ha pasado en esta semana pero sabréis casi seguro qué ha pasado ¿no? Sí, nuestro tesoro ya llegó y aparte del nacimiento han pasado algunas cosillas más. Pero mejor contaros las novedades por orden.

El viernes fuimos a monitores otra vez y en la exploración vieron que el líquido había bajado hasta nivel 2. Al ver que casi no tenía líquido me dijo la tocóloga que ya me quedaba en el hospital, que iban a inducirme el parto. No nos cogió de sorpresa, ya íbamos con la idea de que nos quedábamos.
Lo primero que me hicieron en paritorios fue introducir como una cinta blanca hasta el cuello del útero. Lo que hizo fue provocarme las contracciones pero muy lentas e indoloras. Tras ello me metieron en monitores de paritorios y nada, a esperar. A la 1 y pico de la tarde me trajeron una bandeja con el almuerzo. Uff, cuando vi la comida me dije que estar allí iba para largo.
A lo largo de la tarde las contracciones empezaron a notarse. Pasaron de indoloras a ser como molestias de regla. Pasaba el tiempo y de ser molestias pasaron a dolor soportable y más tarde a dolores fuertes. A las 8 y media de la tarde los dolores ya empezaban a ser insoportables y en ese punto ya me pusieron la epidural. Mano de santo... se acabaron los dolores. Qué maravilla, por dior. Ya me llevaron a dilatación y nada, a esperar.
La matrona vió que la dilatación iba bastante lenta y decidió ponerme un poco de oxitocina para acelerar un poco. En una de las exploraciones para ver qué dilatación tenía la matrona le dijo a Natalia si quería ver a su bebé. Le faltó tiempo para ponerse a mirar. En una de las contracciones me dijo la matrona que empujara y como el peque ya asomaba le pudo ver la cabecita. Se le pusieron los ojos como platos y la sonrisa le cogía toda la cara. Nos dijo que ya por la mañana nacería el peque pero la cosa se aceleró tanto que a la 1 de la mañana del sábado ya entré en paritorio. Y a la 1:30 nació nuestro sol y desde el primer momento mostró lo que es ahora: un niño precioso, sano, bueno... Nuestra sorpresa fue cuando me lo pusieron en la barriga y le ví esa cabecita rubia ¡no me lo esperaba! Nos echamos a llorar como dos magdalenas. Os aseguro que en aquel paritorio no podía caber más felicidad.

Nos subieron a planta y mi familia pudo conocerlo. Se quedaron prendados de él desde el primer momento. Y es que es tan bonito... Mirad, mirad...

Álvaro con horas de nacido.

¿Que os parece? Y no solo es bonito, se porta muy bien y casi no llora. Es tanto amor y ternura lo que sentimos por él que a veces me hecho a llorar sólo con mirarlo. No hay nada en el mundo que pueda comprarse a este sentimiento que ha nacido dentro de nosotras.
Al final no sé que habrá pasado que no ha nacido tan grande como nos decían. Sólo ha pesado 3,060 kg. y ha medido 49 cms. Ya notaba yo que la barriga no engordaba con las semanas, más o menos se había quedado igual desde la semana 30 en adelante. Pero da igual, está sanito que es lo que importa, ya tendrá tiempo de crecer.

Y como siempre las cosas no salen del todo bien también hemos tenido los ratos malos. He intentado que el bebé tome el pecho pero el pobrecito no sacaba nada de nada. Y me daba cosa dejarlo sin comer tanto tiempo y encima como se cansaba y no sacaba nada pues cada vez cogía menos el pecho. Remataba dándole un poco de biberón por lo menos para que tomara algo, aun en contra de lo que me decían las enfermeras y pediatras. El sábado a las 8 de la tarde se lo llevaron a Neonatología, por no comer y porque le notaban como si no respirara bien. Estuve yendo cada 3 horas para intentar darle el pecho y era para nada, al final terminaba la enfermera dándome un biberón para que se lo diera. El domingo a las 12 de la mañana lo devolvieron a la habitación con su alta y diciéndome que estaba bien. Total, que aunque este miércoles he notado la subida de la leche (y a base de bien, qué dolooooor) no puedo darle el pecho. Me han prestado un sacaleches a ver si aunque sea en biberón podía dárselo pero nada. La vez que más he sacado ha sido unos 20 ml. y cada vez saco menos. Si llego a esperar a darle sólo el pecho como me decían se me muere el niño de hambre. Me ha dado muchísima pena, incluso más de una vez me he echado a llorar de impotencia pero no puedo hacer nada más. Lo criaremos a biberón, qué voy a hacerle.

Otro susto que nos hemos llevado fue el miércoles. Nos estábamos arreglando para ir al registro para inscribirlo y al cambiarle el pañal vimos que lo tenía manchado de sangre. Nos entró de todo y lo llevamos corriendo al ambulatorio. La pediatra nos dijo que no pasaba nada, que no era sangre sino restos de úrea, que podía confundirse con sangre porque son casi del mismo color. Jolín, pues ya podían habernos avisado en el hospital, no veas el susto que nos llevamos.

Estamos locas con él, es el rey de la casa y en estos momentos todo gira a su alrededor. Se porta muy bien, no es un caprichoso y ya os digo que casi ni llora. Únicamente lo hace cuando tiene hambre o tiene el pañal sucio y no lo hace desconsoladamente, sólo pega un gritito y nada más. Es un dormilón, se pasa casi todo el día durmiendo y pocas cosas le molestan. Incluso podemos cambiarlo de ropa entero y él ni se despierta. Tampoco llora cuando lo bañamos. A ver lo que le dura, todo puede ser que cambie y no nos deje ni respirar. Ojalá no sea así y siga tan bueno siempre.

¡Y cómo cambia por días! Es increíble, ya desde el segundo día se le nota el cambio. Aunque sea a biberón come muy bien y cada día está más llenito. Esta noche Natalia le ha puesto un pijama que sólo se ha puesto una vez y ¡ya le viene corto! O la lavadora lo ha encogido o este niño crece como los champiñones.

Álvaro con día y medio.

Tiene unas pedazo de manos y pies que todo a todo el mundo sorprende. Y un semblante muy serio y observador, va a ser un señor muy formal.

Álvaro con 6 días, vestido para su revisión con la matrona.

Esta semana ha sido un revuelo de sentimientos, nervios y carreras pero no lo cambiamos por nada del mundo. Nos sentimos felices, dichosas y se nos cae la baba con nuestro niño. Nos pasamos horas mirándolo, hablándole y dándole besos, lo vamos a gastar.

Me dejo muchas cosas por contar pero lo más importante lo tenéis aquí. Ya os pondré alguna foto más de las cientos que ya tiene para que veáis lo hermoso que es.

Muchos besos y abrazos para todas las que habéis seguido este blog. Empieza una etapa diferente y aquí estaremos para contárosla. Gracias por estar ahí.